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personas trabajando en la oficina

La resiliencia como un elemento clave para un funcionamiento empresarial efectivo.

 

Independientemente de su actividad, la supervivencia de una empresa dependerá de su adaptación a las oportunidades y los restos que surjan. Actualmente, nos enfrentamos a un periodo de muchos cambios económicos y como consecuencia, las empresas se ven obligadas a realizar modificaciones para afrontar un futuro incierto.

El proceso de reestructuración es natural y muy común en las organizaciones, este tipo de transformación se debe de ver como parte de un proceso evolutivo con el fin de optimizar la funcionalidad de la empresa. La profundidad de la intervención dependerá de la anticipación en la que se tome acción, por lo tanto, es esencial identificar el momento clave, en el que se deben realizar las modificaciones necesarias para que los cambios no se sientan abruptos.

Existen muchas causas que pueden originar la consideración de un cambio estructural: la aparición de nuevos competidores, la disminución de ventas, fallos de gestión, avances tecnológicos y la disponibilidad de recursos financieros en riesgo. Un momento clave es detectar el primer indicio, que resulta en la decadencia en la escala competitiva, si no se detecta tempranamente, afectara a otros aspectos institucionales. Frecuentemente, las empresas toman acción demasiado tarde, cuando toca afrontar distintas amenazas simultáneamente y la viabilidad se encuentra en un estado crítico.

mujer tomando decisiones en el trabajo

Ejecutando las intervenciones adecuadas, veremos la reestructuración como una vía de crecimiento. Reorientando nuestros objetivos y modificando los procesos necesarios, lograremos que nuestra empresa se adapte a cualquier realidad. Esta nueva reestructuración como una vía de crecimiento. Reorientando nuestros objetivos y modificando los procesos necesarios, lograremos que nuestra empresa se adapte a cualquier realidad. Esta nueva reestructuración puede ser planteada desde 2 puntos de vista, el negativo, si la finalidad es eliminar las amenazas, y el positivo, si la finalidad es buscar oportunidades. Si se aplica desde la perspectiva negativa, usualmente hay intervenciones en toda la configuración empresarial.

 

Existen distintos tipos de reestructuración:

  • Reestructuración interna: Se realiza un anális de la comunicación interdepartamental y se aplican los cambios a las bases de la organización y departamentos correspondientes.
  • Reestructuración financiera: El enfoque va dirigido hacia la situaciñon económica. Se identifican los problemas y se hacen las debidas modificaciones al patrimonio de la empresa, las deudas y el movimiento de flujos.
  • Reestructuración tecnológica: Los cambios se aplican centrándose en las nuevas transformacione digitales, enfocándose en la aparición de nuevos dispositivos y la adaptabilidad del personal a estos.
equipo de trabajo en una reunión en la oficina

Independientemente del tipo de reestructuración, comúnmente se atraviesan 3 fases:

  1. Evaluación: La finalidad principal es prevenir un colapso. Se estudia la viabilidad de la empresa, se identifican los fallos y la dimensión del problema. Posteriormente, concretamente nuestros objetivos, acciones y plazos.

Una herramienta clave que estará presente en todas las fases son los KPIs, los indicadores para determinar si las acciones empleadas son eficaces. Determinando las más convenientes y cuáles habrá que descartar. 

  1. Aplicación: Procedemos a corregir los problemas mediante las estrategias propuestas.
  2. Recuperación: Son los resultados de la reestructuración. Sabemos que estamos en la etapa de recuperación cuando la empresa empieza a progresar de nuevo. Hay que tomar en cuenta que después de la recuperación, se deben realizar constantemente evaluaciones para determinar si el progreso es continuo o si se generan fallos, debido a que siempre surgen nuevos escenarios alrededor del ámbito empresarial.

 

Este proceso usualmente es complejo y tedioso, dado a que si atraviesas escenarios complicados, y como hemos mencionado antes, la duración dependerá de la anticipación con la que se procedan a hacer los cambios. De igual forma, para ejecutar un plan de reestructuración altamente beneficioso, es necesario que lo lleve a cabo un equipo de personal cualificado. La figura de un Interim Management, es una clave fundamental en este proceso, permitiendo que el sistema de aplicación sea efectivo y ágil, la asesoría de un personal con experiencia provee las herramientas necesarias para identificar los problemas, aplicar las modificaciones adecuadas y restaurar la salud empresarial, garantizando el presente.

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